26 junio, 2013

La princesa está triste...


La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? 
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa  de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
—la princesa está pálida, la princesa está triste—,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

—«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».


--Rubén Dario.

4 comentarios:

  1. ¿Has leido el de la princesa Margarita del mismo autor? te gustaria, por cierto hazle una visitilla a mi bloggeto http://alladodelaescalera.blogspot.com.es/

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    1. Lo cierto es que "la princesa Margarita" me la sé de memoria desde que tenía 8 años!! Aunque gracias por la sugerencia;)por cierto, nos conocemos? quiero decir, como sigues también los blogs de varias de mis amigas... no sé, a lo mejor se me escapa ahora quien eres y estás en mi colegio!!

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    2. No, no estoy en tu colegio, pero conoci hace la tira de años en un campamento a la autora del blog con azucar porfavor, a partir de ella llegue a los blogs de las compañeras de tu colegio. Me fascina lo de que te la sepas de memoria, yo la conoci gracias a una profesora de lengua. Has leido a Alberti?

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    3. Sí, lo cierto es que lo de aprendermela de memoria no fue cosa mía, fue una exposición para el cole... De todas maneras, me da la sensación de que ya jamás se me va a olvidar;) y sí, le he leído... Bueno, solo alguna cosilla, no te creas;) Aparte de "el ángel bueno", poco más. En cuanto pueda paso por tu blog, a ver qué cuentas jajaja

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