29 abril, 2013

Mi tercer día "aprendiendo" a dibujar.

 Sí, ya habéis oído, aprendiendo a dibujar. Lo sé, en donde me meto... Y sí, mi tercer día, sin clases ni nada, haciendo cositas por mi cuenta. Voy a seguir el consejo de pintar todos lo días, y si alguien se encuentra en mi dilema, le recomiendo hacerlo también. Otro consejo que he oído es que antes de empezar a pintar cosas que salen de nuestra imaginación (lo que queremos hacer todos), es muy importante empezar dibujando lo que VEMOS. Así que mi primer dibujo fue el boceto de una lámpara. Ajá, y no, no lo voy a poner.

 Ahora me estoy dando cuenta (y eso que llevo sólo un par de días) de que la persona que pinta tiene una sensibilidad muy especial, muy superior que la de una persona normal y muy parecida a la de una que escribe.

 Ah, cuando digo "aprender a dibujar" me refiero a dibujar de una manera un poco decente... (Sí, yo también aprendí a dibujar con dos años en la guardería. El concepto que tenía de persona era de una cara del tamaño de un tomate, cuatro pelos, brazos, manos con tres dedos en cada una, pies pequeños en zapatos grandes y, eso sí, las chicas tenían pendientes. Lo normal, vamos, que si sois normales deberíais sentiros identificados conmigo).

Y, personas crueles, no valen risas, recordad que es mi TERCER DÍA.

 Y aquí está el resultado (no el único, pero sí el más decente) del segundo día:

22 abril, 2013

En busca de la voz de Tirie


    Las sirenas nacen mudas.
   Son seres que roban las voces más bonitas, las guardan en colgantes de cristal y regresan al mar. Todo humano que se quede mudo es porque en su día se cruzó con una sirena. Eso fue lo que le pasó a Lola Angeline Narker, se encontró conmigo.

    Su voz era suave y extremadamente dulce. No sabía grandes cosas de ella. Estudiaba en el Lumbert College, tocaba el violín y le encantaban las fresas con azúcar. Su color favorito era el rojo, seguramente por los espesos rizos de ese color que le colgaban por la espalda. No tenía madre.

    -¡Clod! –llamé en un susurro a mi mejor amiga, una sirena de pelo rubio recogido en una coleta.
    Ella levantó la cabeza y desvió la mirada hacia donde yo le señalaba, la puerta de atrás de lo que al parecer era un club de lectura.

    -¿Esa es la humana de la voz bonita? –preguntó con ojo crítico, haciendo un gesto con la cabeza a la figura pelirroja que se había detenido en la puerta.

    -Sí –respondí-. Lola.

    Clod hizo una mueca.
    -¿Para qué quieres su voz? –volvió a intentar detenerme-. Sabes que te seguiría al fin del mundo, pero cometer un crimen así…

    Porque Lola no lo sabía ni nunca lo haría, pero lo que íbamos hacer era un crimen. Un horrible sacrilegio contra un código secreto entre sirenas. “No robes, no llores, pero sobretodo, no llores mientras robas tu primera voz. Los humanos no la necesitan y no les importa, porque nunca la valorarán y ese llanto tuyo será malgastado. Pero derrama lágrimas si vuelves a apropiarte de otra voz humana, porque ni el cielo ni la tierra ni nuestros queridos océanos te salvarán del castigo y tu castigo, la ambición, te perseguirá eternamente. Y eternamente llorarás”.

    Yo iba a robar mi segunda voz. No me importaba el castigo que vaticinaba ni el lamento eterno. Me lo había repetido mil veces, lo mío no era ambición.

    -Se la tenemos que llevar a Tirie.

    Mi amiga se encogió de hombros.
    -No me parece bien que tengamos que romper las reglas por una niña malcriada que no le apetece salir del mar… -murmuró antes de encontrarse con mi miraba furibunda.

    -Sabes porqué Tirie no va a salir del fondo del océano. No puede salir, y nunca podrá.

    Clod tragó saliva a recordarlo y miró a la humana con cierta pena.
    -Vamos a hacerle una faena. ¿No me dijiste que le gustaba recitar poesía?

    Volví a mirar hacia el club de lectura, escondido en aquel oscuro callejón.
    -Pero esto es muy importante –susurré con voz convencida de tantas veces que me lo había repetido en mi cabeza-. Tirie la necesita.

    Me levanté de entre las cajas y avancé hacia Lola con las manos en alto. No quería asustarla. Al oír a alguien tras ella, se giró hacia mí con los ojos llenos de curiosidad, pero al verme, dio un salto hacia atrás.

    -Lola, no te asustes –le pedí con una sonrisa.

    Pero, sin duda, tenía motivos para asustarse. La imagen de dos bellas jóvenes que sabían su nombre y pedían con sus voces suaves que no tuviera miedo no era algo que le pasara todos los días. O, por le menos, no cuando esas bellas jóvenes tenían una apariencia tan peculiar. Clod y yo éramos dos chicas altas, delgadas y tan pálidas como sábanas. Con largas piernas marfileñas, hipnóticos ojos color mar en tormenta y uñas plateadas que recordaban a los reflejos del océano. Ambas con una belleza turbadora y mística, perfecta y letal al mismo tiempo. La bella rubia, con el pelo recogido en una coleta perfecta y una sonrisa impecable y su misteriosa amiga, con una melena demasiado larga para ser humana y, lo más impactante, del azul cielo despejado.

    Sentir a Clod junto a mí era una sensación reconfortable y familiar que me ayudó a ensanchar mi sonrisa y adelantar un paso hacia la asustada Lola. Ella se alejó de un saltó, tocando ligeramente la pared del callejón con la espalda.

    -Me llamo Dana y esta es mi amiga Clod.

    -Buenas noches, Lola –oí como la saludaba, adoptando una postura serena y desenfadada.

    Lola dio un respingón al oírla hablar y Clod dejó escapar una suave y encantadora carcajada.

    -Lola, no queremos hacerte daño –mintió, suavizando el rostro-. Sólo queremos que hagas una cosa por nosotras. Un pequeño favor.

    Ella lanzó un débil gemido y nos lanzó una mirada temerosa.
    -¿Qué queréis de mí? –logró decir, con aquella hermosa voz cargada de desesperación.

    Los ojos azules de Clod, terribles y calculadores, se volvieron hacia mí.
    -No está mal –admitió-. Tiene un buen timbre. Una dulzura casi palpable. -Miró de nuevo a Lola-. Completamente encantadora.

    Avanzó con rapidez hacia ella, hasta tener su cara de porcelana, sus ojos negros y sus tirabuzones rojizos al alcance de su mano. Lola lanzó un chillido, y se estrujó contra la pared. El libro de poesía que sujetaba en la mano cayó al sucio pavimento. La Clod dulce y comprensiva volvió a salir a la luz y con su mano rápida, acarició la mejilla de Lola con delicadeza, apenas rozándola.

    -No, Lola. No –canturreó como si intentará dormirla con una nana-. No te va a pasar nada. No queremos hacerte daño.

    Le dirigió una radiante sonrisa, pero a lo mejor la deslumbrante blancura de sus dientes asustara más a Lola. Suspiré. Clod mentía. Sí le iba a pasar algo. Sí le íbamos a hacer daño. Me situé junto a ellas en un pestañeo. Lola me miró a mí y luego a mi amiga y ésta dejó caer la mano. Y luego…, nada.

    Cuando Lola se despertara poco después tirada en el callejón, no se acordaría de la visita de las dos doncellas de blanco, simplemente el recuerdo borroso de una tarde que iba a ir al club de lectura y perdió la voz tras un golpe en la cabeza. Lola Angeline Narker no volvería a recitar nunca más.

    Las damas de agua, Clod y yo, sabemos el resto de la historia, un recuerdo que durante el resto de su corta vida, la humana de tirabuzones rojos intentaría recordar pero se escaparía de sus largos dedos, porque no se puede atrapar a un sueño. Aquella historia, pequeña, oscura y preciada, fue escondida en el interior de un colgante de plata que una de las dos llevaba al cuello. Y en mi cuello, la voz de Lola, atrapada en ese trozo de cristal, hablaba y reía en silencio. De vez en cuando, la oía recitar poesía, pero nunca escuché con atención.

    Cada voz, igual que tiene sonido, tiene color. La dulce voz de Lola era del color de una aguamarina. Me hizo gracia ese insignificante detalle, quizá porque me recordaba a mis propios cabellos. Quizá porque era del color exacto a los que un día había pertenecido a mi hermana Tirie. Pero ahora, sus cabellos habían palidecido, convirtiéndose en el blanco más puro. Para los humanos, era el color de la nieve, algo que nosotras nunca seríamos capaces de contemplar. Para las sirenas, aquel blanco benigno era muerte y enfermedad. Y por esa enfermedad, Tirie se moría.

    La historia de la humana de tirabuzones rojos, la voz de Lola, se quedó atrapada en mi medallón de plata. No salió de ahí y nunca llegó a mi hermana. Cuando llegamos a la playa, cuando nos zambullimos en las aguas saladas y nuestras piernas se transformaron en largas colas de pez, cuando nadamos casi con desesperación para alcanzar el refugio de Tirie, ella ya no estaba.

20 abril, 2013

The Burning House

"If your house was burning, what would you take with you? It's a conflict between what's practical, valuable and sentimental. What you would take reflects your interests, background and priorities. Think of it as an interview condensed into one question."


 Es una página web que se ha puesto muy de moda. Cada persona envía una fotografía de las cosas que se llevaría si su casa se quemara. Lo cierto es que me ha parecido una idea muy buena y original, hasta el punto que yo también lo he hecho, y recomiendo a todas las personas que lo hagan porque organiza mucho la cabeza. Ahí lo dejo, lo que yo salvaría.


Creo que podéis llegar a conocerme con esta simple imagen.


Name: Teresa
Age: 16 (nearly...)
Location: Spain
Occupation: Student
List:

-Mis botines lunarïes
-Mis archivadores
-Cus cus (el conejito)
-Ordenador/ I-Pad
-El collar del colgante del corazón azul
-La libreta de ideas
-La falda-pantalón negra de flores
-Algún pañuelo
-Mis gafas de sol
-Mi caja de música
-Una foto con mi padre
-Mis cintas de india-hippie
-La plancha de pelo (en realidad para hacerme ondulaciones, porque ya lo tengo bastante liso...)
-Mi collar de la flor dorada
-El móvil
-La pulsera de ámbar azul (de piedras de Atlántida)
-Mi top de encaje que me hizo mi abuela (mi favorito)
-La caja de zafiros
-El colgante guardapelo
-Libros (he puesto sólo dos, pero me llevaría toda mi librería)
-La pulsera de la "T"
-La pulsera de leopardos de aguamarina
-La pulsera de perlas de plata
-Los anillos

08 abril, 2013

Aquila, un poco más de ella

  También hice unas descripciones de Aquila, incluso conseguí una "cara" para ella, la de la actriz Kristin Kreuk, de la que pondré algunas fotos que hice cuando no sabía usar photoshop y me defendía con algunos de esos programas baratos de internet.


Descripción psicológica: 
Decidida y muy instintiva. Tiene la muerte dibujada en la retina. No soporta las ñoñerías y la fantasía de una vida perfecta o una familia feliz. Conoce a mil personas en mil sitios diferentes, y no se pueden llamar buenas compañías. Tiene una personalidad muy fuerte y se suele encontrar fría y despiadada. No le gusta sonreír y todo lo que hacen las demás personas si no está relacionado con la muerte, le parece una perdida de tiempo. Es temida por todo el mundo por ser una mente criminal.

Descripción física: 
Tiene la piel suave y la cara ovalada, con nariz pequeña y unos ojos más almendrados que el resto de un color muy claro. Un largo pelo negro le cae por la espalda hasta le cintura. Tiene buen cuerpo, esbelto y con buenas curvas mediterráneas. Siempre se vista de colores oscuros, porque sabe que es el color que mejor le sienta. Es muy ágil con las manos.

07 abril, 2013

Aquila

Hace tiempo hice la historia de Aquila para un personaje de un foro. El foro (Humbel) estaba ambientado en un estilo futurista, con una nueva raza de humanos perfectos, mutantes y robots. Aquila era el nombre que elegí para ella, aunque en realidad se llamaba Clodia. Su historia me gustó en su día (la escribí cuando iba a 1º de la Eso, así que hace ya unos cuantos años). Ahora la he rescatado y me ha parecido conveniente darla a conocer, y así podréis ver como escribía cuando era más pequeña, mis ideas y mi visión de un mundo un poco macabro. 


Cuando adoptaron a Clodia, Thomas y Lilly Dysus, ella tenía tres años y estaba en un orfanato de robots defectuosos de trato pésimo. La familia la vio y la adoptó, no de sirvienta como se solía hacer con esos robots que estaban con descuento por sus problemas técnicos, sino porque de verdad habían visto algo especial en ella. La adoptaron sin ni siquiera preocuparse por cual sería su fallo en el programa. Poco después, el orfanato ardió por causas desconocidas. Pasó los años en Alaska, con el eterno invierno de por medio, creciendo y madurando ya que su programa no era de limpieza sino un intento de réplica del desarrollo humbel. Así que creció y su belleza se intensificó. Toda le familia era feliz, pero nació el primer hijo del matrimonio, Michel, y aunque fue una feliz noticia, los gastos subieron demasiado. La familia Dysus, que era tirando a pobre, tuvo una mala época y despidieron a Thomas de su trabajo. Después de un tiempo de esfuerzos y números rojos, el gobierno les embargó la casa, sin importarles que el matrimonio fuera de tener su segundo bebé. Los inviernos en Alaska eran demasiado gélidos y ellos no tenían un lugar para vivir. Durante una ola de frío, la madre embarazada murió. Fue demasiado duro para Thomas, que pronto llegó a estar ebrio todo el día, malgastando el licor todo el dinero que les quedaba, hasta que un día ya no apareció. Clodia, que cuidaba de Michel con toda la dulzura que podía darle un robot, nunca le dijo que ella había sido la que lo había asesinado. Durante el siguiente invierno, Michel cayó enfermo y después de tres días de fiebre, también murió.
Clodia echó toda la culpa al gobierno. Cambió su apellido original “Dysus” en uno muy parecido “Dysis”, que significa puesta de sol en latín, aunque en los siguiente años, la prensa le llamaría “Aquila” (águila), la asesina más retorcida del planeta. Mató a más de cuarenta y cinco ministros de todo el mundo y fue la mente principal y fundadora de los varios grupos terroristas más temidos. Fue capaz de atracar el banco más seguro de América en treinta y dos minutos. Hay veces que la han pillado, pero nunca ha estado más de una noche en prisión sin que se escapase y pocas veces se ha conseguido un foto de ella, por lo que su semblante en desconocido por todo el mundo. Siempre tiene un objetivo en mente. Podrías ser tú.

Aquila, la asesina más sangrienta del planeta, la sombra negra que mata en silencio, el pájaro de muerte, es un robot defectuoso. Ella lo sabe. A los científicos se les olvidó un sentimiento. No puede perdonar; ese es su defecto.

06 abril, 2013

"Llenaré tus días de vida"

 Éste es el título del libro que ha escrito Anne-Dauphine Julliand, una biografía en la que comparte sus vivencias, cargadas de esperanza. Ella es una madre francesa que demostró su fuerza y valentía con la enfermedad de su hija, como dice ella, su hijita perfecta, su princesa, Thaïs. La sencillez con la que cuenta su experiencia... Simplemente inspira. Habla de fuerza, dolor, alegría, esperanza y mucho, mucho amor, que es la esencia de la vida. Espero leerme el libro (no, todavía no he leído ese best-seller), porque con sólo oírla hablar, ha conseguido que mi alma de un vuelco, ha conseguido que sienta pellizcos en el corazón.

Espero que esto os guste y os ayude tanto como a mí.

05 abril, 2013

Hola de nuevo, feliz año y feliz abril.

  Hola de nuevo, mi querido blog abandonado. Lo sé, lo sé, que nadie me mate... Lo primero, quería felicitaros el año 2013, que tenga muchas prosperidad etc, etc... Pero como ya estamos en abril, me parece que sería más apropiado felicitaros el mes. ¡Espero que hayáis tenido una buenísima Semana Santa! Yo he estado en Galicia, con mis abuelos, disfrutando de lluvia, como el resto de lugares en España. Por cierto, siento de todo corazón a mis amigas sevillanas y a mis amigas no-sevillanas que han pasado sus vacaciones en esa maravillosa ciudad, que se hayan perdida las procesiones por la lluvia (otra vez).

  He tenido un principio de año un poco agitado, es la causa por la que no he podido escribir en este blog (que lo quiero mucho, a pesar de que está un pelín solito). La otra causa (¡y qué mal!) es que perdí mi contraseña de Gmail. Y sin contraseña, no podía acceder a mi cuenta del blog. ¡Pero ya estoy aquí! ¡Bien, bien, bien!

  Ya sólo me queda mandaros un besazo a todos, prometer mi fidelidad y lealtad de ahora en adelante para este Ordenado Desorden y ¡desearos una feliz primavera! Acabaré con una frase popular: "La primavera la sangre altera". Y es cierto que los corazones están últimamente un poco más alterados...