23 enero, 2014

Sí, contigo.

-Mi vida está ahora aquí.

  Se me encogió el corazón y no pude evitar esbozar una sonrisa. Su vida estaba aquí ahora. Era sin duda lo más bonito que le había oído decir, excepto quizá mi nombre de sus labios. Su vida estaba aquí ahora. Significaba que se quedaba conmigo, puede que no para siempre, pero sí por ahora. Su vida estaba aquí ahora.

-Conmigo -dije, sin poder refrenar mi lengua. Tampoco quería-. Quiero decir... Que espero que esa vida de la que hablas me incluya de alguna forma.


-Sí, contigo.

  Me miró durante un instante y luego acercó su rostro hacia mí hasta que sus labios encontraron mi boca entreabierta. El corazón me dio un vuelco. Pensé que sería de la misma forma que la última vez. No lo era, porque aquello era un beso robado, uno de esos que supuestamente no me gustaban. Era tan dulce que casi parecía irreal. Dejé caer los párpados y sentí de nuevo el aleteo errático de mi corazón, a punto de estallar en mi pecho.

  Pasó el tiempo, corriendo y pausado a la vez. Pasaban horas, días, años. Pasaban segundos. No podía decirlo en ese instante con exactitud, y entre sus brazos nunca podría. 

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